lunes, 25 de noviembre de 2013

LA VICTIMIZACION


                                                       LA VICTIMIZACION                                           

NTRODUCCION

La victimización se ha convertido en un problema de extraordinaria magnitud que requiere de la máxima preocupación de los gobiernos y la sociedad civil de las diversas naciones; y a tenor con su complejidad reclama de respuestas de entidad multidisciplinaria que incluyan los enfoques: psicológico, psiquiátrico, criminológico, sociológico, etc.; con vistas a prevenirlo, estableciendo acciones protectoras y regulativas que mejoren las condiciones de vida social, comunitaria y familiar.
Una de las variantes preventivas y reductoras de la violencia que posee mayor factibilidad de aplicación radica en la localización y especial protección de los sectores poblacionales más predispuestos a convertirse en víctimas de este flagelo; nos referimos a los grupos humanos que por sus características de fragilidad de diverso tipo, son más indefensos ante la violencia. Dentro de los sectores más vulnerables de la población encontramos los niños, las mujeres y los ancianos.
En la búsqueda de una superior comprensión de la victimización optamos por realizar un análisis más allá de las agrupaciones tradicionalmente reconocidas por la literatura especializada en este tema; en ese sentido elaboramos un sistema de ordenamiento que parte del criterio estructurador asociado al contexto espacial de ocurrencia, siendo así, identificamos la victimización social, la victimización comunitaria y la victimización intrafamiliar.
En tal sentido nos hemos sensibilizado con la necesidad que existe de investigar sobre esta temática, y por tanto nos proponemos el siguiente problema científico: ¿Cómo concebir la victimización en los diferentes niveles contextuales de ocurrencia?
Proyectándonos en nuestro trabajo el objetivo de analizar la victimización en los niveles de ocurrencia social, comunitario e intrafamiliar.
Para ello apreciamos en la bibliografía una amplia gama de materiales y autores examinados. La diversidad temática y la búsqueda de un enfoque complejo de la investigación provocaron la necesidad de consultar literatura Sociológica, Psicológica, Penal, Victimológica general y Victimocriminológica.
Los métodos investigativos utilizados fueron: el método histórico-lógico empleado para estudiar el desarrollo del fenómeno de la victimización, facilitando el conocimiento evolutivo y contextual del tema investigado; el método analítico-sintético que propició el desglose caracterizador del fenómeno de la violencia victimizadora mediante la detallada valoración clasificadora y la consecuente visión unificadora y compleja del mismo.

I. Victimización: una introducción desde la Victimología.

El surgimiento de la Victimología como ciencia pudiéramos enmarcarlo a mediados de la década de los años cuarenta del siglo XX, posterior a la II Guerra Mundial, momento en que renace el interés por la víctima debido a la preocupación por el genocidio a que fue sometida la población judía y eslava por la Alemania fascista. (Rodríguez, 1998, p. 8).
La ulterior evolución de la Victimología se debe en gran medida a los Simposios internacionales en los que se ha desplegado el intercambio de criterios y estudios entre investigadores de diferentes especialidades, desarrollándose trece encuentros de esta magnitud, desde el Primer Simposio sobre Victimología celebrado en Jerusalén, Israel, en 1973, donde se concibió a la Victimología como el estudio científico de la víctima, hasta el año 2009 en Mito, Ibaraki, Japón. (Rodríguez, 1998, p. 8).
Desde el enfoque etimológico la expresión Victimología “se deriva de la palabra latina victima y de la raíz griega logos. Esta última significa palabra, discurso o estudio”.  (Iruela, 1999, párrafo 2).
Así pues, la Victimología es entendible como el “estudio de las víctimas del delito, y dentro de ella existen los que la denominan microvictimología y macrovictimología. El primer término comprende el estudio de las víctimas de las infracciones criminales, mientras que el segundo comprende la victimación por abuso del poder político, económico y religioso”, de acuerdo al criterio emitido por Mendelsohn la Victimología debe dedicarse no solo al estudio de las víctimas de los delitos, sino también de víctimas de las catástrofes naturales. (Mendelshon, 1981, p. 115).
Alrededor del estudio de las víctimas de los delitos existe una divergencia consistente en la respuesta al cuestionamiento de cuál es la ciencia que debe asumir este análisis científico, si la Criminología o la Victimología. En este sentido, la doctrina estructura tres grupos de análisis en relación con la independencia o no de los estudios de la víctima del delito, el primero de ello asume una posición autónoma, 1 el segundo grupo admite dicho estudio victimológico dentro de la Criminología 2 y el último sector doctrinal niega toda necesidad de pronunciamiento al respecto pues no concibe la existencia de la Victimología como ciencia autónoma ni siquiera su adscripción a la Criminología. 3
Unimos nuestro criterio, al expresado por Rodríguez Manzanera, al considerar el estudio científico de las víctimas de los delitos como una rama de la Criminología, pues fraccionar la valoración científica del suceso criminal en dos disciplinas resultaría contradictorio y por ello inaceptable, en tanto supone seccionar un problema que solo debe analizarse con un enfoque holístico, consistente en el análisis conjunto de los diversos factores y causas que lo generan y caracterizan; la orientación victimológica dentro de la Criminología complementa una interpretación más social del delito, que redundará en un mejor conocimiento del fenómeno criminal. Por tanto, la necesidad de investigar el proceso criminal en su conjunto devalúa la pretensión de asumir el estudio de la víctima de los delitos desde una ciencia independiente de la Criminología. (Rodríguez, 1998, p. 28).
Complementando el análisis anterior vale aclarar que reconocemos la existencia de la Victimología como una ciencia autónoma, que debe ocuparse del análisis de las víctimas de accidentes naturales y humanos, como son los desastres naturales, las conflagraciones bélicas, etc.; pues su objeto de estudio asume fundamentalmente un carácter general.
Dada la complejidad del estudio de la víctima debemos reiterar que la víctima del delito pertenece al objeto de estudio de la Criminología, es por ello que aceptamos la definición de Victimología criminológica 4 que utilizaremos en lo adelante en el desarrollo de la investigación.
  • 1. Definición del término de víctima.

En el decursar del tiempo se han estructurado diversas definiciones de víctima, su origen se deriva de la “palabra Vincire que se refería a aquellos animales que le sacrificaban a los dioses griegos, otros lo reconocen como de Vincere porque representaba al sujeto caído, al vencido en una lucha justa y que aceptaba tal estado de pérdida, por ser débil ante la notoria superioridad del contrincante”. (Ávila, 2006, párrafo 6).
Rodríguez Manzanera expresa que la víctima “es el individuo o grupo que padece un daño por acción u omisión propio o ajeno, o por causa fortuita”. (Rodríguez, 1998, p. 66).
En relación con el concepto de víctima García- Pablos, precisa “que se discute sí esta condición es privativa de la persona física o no, sí es solamente víctima de actos criminales o de otros males, accidentes o sucesos de la más variada naturaleza”. (García-Pablos, 1998, p. 85).
Resulta importante la valoración que expone que “la víctima nace y se perfila en el seno de la pareja criminal “delincuente‑víctima”, por ello inicialmente no hay más víctima que la persona humana, la persona física, un sujeto que configura el hecho criminal el autor del mismo y que contribuye a su propia victimización. Esta acepción es muy restrictiva ya que excluye los comportamientos individuales dirigidos contra las personas jurídicas, es indiscutible que las organizaciones, la sociedad misma, el Estado o la comunidad Internacional pueden ser también víctimas del delito”. (Méndez, M., Pérez, A. y Arjona, P. 1996, párrafo 11).
Como se ha podido constatar en la concepción que expresa Ángela Gómez, “además de generalizarse a las personas morales y a la sociedad misma, no puede identificarse su definición con el marco estrecho de la persona natural que ha sufrido un daño, pues también sus familiares, dependientes, grupos sociales y comunidades, sufren las consecuencias de ese daño y de alguna manera resultan victimizadas”. (Gómez, 2004, p. 308).
Asumimos la definición de víctima aportada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en la declaración sobre los Principios Fundamentales de las víctimas de los delitos y del abuso del Poder, en ella se considera víctima a las personas que individual o colectivamente, hayan sufrido daños incluso lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que violen la legislación penal vigente en los Estados miembros, incluida la que proscribe el abuso del poder.





      









 


Es importante entonces diferenciar el concepto de víctima del de victimización ya que el segundo supone, como dijimos antes, un grado de exageración o de falta de realidad sobre la situación específica. Así, es innegable que una persona que sufre un maltrato, como por ejemplo una mujer ante la violencia de su marido, es una víctima. Pero si ese marido utiliza el término victimización para referirse a su mujer en lugar de hablar de una víctima en sí, estaría queriendo decir que se exagera la situación por centrarse demasiado en el sufrimiento de uno mismo (independientemente de cual sea la realidad).
La victimización puede volverse un problema tanto para la persona como para los demás en tanto y en cuanto implica una visión alterada o no verídica de la realidad. Así, aquella persona que se victimiza permanentemente sufre por acciones o formas de comunicarse que son consideradas normales para el resto de la gente. También muestra una elevada susceptibilidad y esto definitivamente puede causar problemas si la situación no amerita preocupación o exageración sobre un acto particular.

viernes, 8 de noviembre de 2013

EL ICTUS


Un accidente cerebrovascular se produce cuando se interrumpe o reduce drásticamente el suministro de sangre a una parte del cerebro, privando a los tejidos del cerebro de oxígeno y alimento. Las células del cerebro comienzan a morir en cuestión de minutos.
Un accidente cerebrovascular es una emergencia médica. El tratamiento y la atención oportunos y tempranos son cruciales para reducir al mínimo el daño cerebral y las complicaciones potenciales.
La buena noticia es que los accidentes cerebrovasculares se pueden tratar y prevenir. Probablemente el mejor control de los principales factores de riesgo de accidente cerebrovascular (presión arterial alta, tabaquismo y colesterol alto) es el responsable de su disminución.
Nombres alternativos
Ictus cerebral - Embolia cerebral – Apoplejía - Infarto cerebral – Derrame cerebral – Ataque cerebral

jueves, 31 de octubre de 2013

EL ICTUS


LA ENFERMEDAD DEL ICTUS
El ictus es una enfermedad cerebrovascular que afecta a los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro. También se la conoce como Accidente Cerebro Vascular (ACV), embolia o trombosis. Los dos últimos términos, no obstante, se refieren más a bien a distintas causas del ictus. Ocurre cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro se rompe o es taponado por un coágulo u otra partícula. Debido a esta ruptura o bloqueo, parte del cerebro no consigue el flujo de sangre que necesita. La consecuencia es que las células nerviosas del área del cerebro afectada no reciben oxígeno, por lo que no pueden funcionar y mueren transcurridos unos minutos.
Causas
Muchos de los factores que pueden aumentar las posibilidades de padecer riesgo no se pueden controlar (la edad, la historia clínica familiar, la raza o el sexo). Sin embargo, la mayor parte de los factores que aumentan el riesgo pueden ser cambiados, tratados o modificados.
    Edad avanzada: Pasados los 55 años, cada década vivida dobla el riesgo de padecer un ictus. No obstante, esto no quiere decir que las personas jóvenes no sufran el problema.
    Sexo: Se producen, más o menos la misma cantidad de ictus en los dos sexos. No obstante, más de la mitad de las muertes son en mujeres.
    Herencia familiar y raza: El riesgo de sufrir un ictus es mayor si alguna persona de la familia lo ha padecido. Los negros tienen más riesgo de muerte y de padecer discapacidades más grandes que los blancos, en parte debido a que en esta raza la presión sanguínea elevada tiene más incidencia, y este problema es un factor de riesgo importante en ictus.
    Haber sufrido un ictus actualmente: Una vez sufrido un accidente cerebrovascular las posibilidades de padecer otro aumentan considerablemente.
    Presión sanguínea elevada: Es el factor de riesgo que mejor predice el ictus. De hecho, otros riesgos dependen de éste. Muchos científicos opinan que la mejora en los tratamientos de esta patología es una razón clave para explicar la bajada acelerada del número de muertes por ictus.
    Fumar: En los últimos años los estudios han demostrado que fumar cigarillos es un factor importante de riesgo. La nicotina y el monóxido de carbono dañan el sistema cardiovascular de varias formas. El uso de anticonceptivos orales sumado al tabaquismo incrementa en gran medida el riesgo de ictus.
    Diabetes mellitus: La diabetes es un factor de riesgo independiente y esta relacionada en gran medida con la presión sanguínea elevada. Aunque la diabetes se puede tratar, padecerla incrementa el riesgo de ictus. Los diabéticos suelen tener también el colesterol alto y sobrepeso, lo que aumenta todavía más sus riesgos.
    Enfermedad de la arteria carótida. Las arterias carótidas del cuello proveen al corazón de sangre. Una carótida dañada por la aterosclerosis puede bloquear el vaso y provocar un coágulo de sangre, que puede causar un ictus. El diagnóstico de este problema lo realiza el médico escuchando con su estetoscopio en el cuello y detectando un sonido anormal.
    Enfermedad cardiaca: Un corazón enfermo aumenta el riesgo de ictus. De hecho, las personas que padecen problemas cardiacos tienen el doble de posibilidades de padecer este problema. La fibirlación atrial (el latido rápido y descoordinado de las cámaras cardiacas superiores) aumenta particularmente el riesgo de ictus. El ataque al corazón también es una de las causas de muertes más frecuentes en los supervivientes de un ictus.
    Ataques isquémicos transitorios: Se los conoce como mini ictus que producen síntomas similares, pero no daños que perduran.
    Contador de glóbulos rojos alto: Un incremento moderado o importante del número de glóbulos rojos también es un indicador importante de ictus. La razón es que los glóbulos rojos provocan que la sangre se espese, lo que puede provocar coágulos más fácilmente.
    La estación del año y el clima: Las muertes por ictus ocurren con más frecuencia con temperaturas extremadamente frías o calurosas.
    Consumo excesivo de alcohol: El exceso de alcohol puede aumentar la presión sanguínea, aumentar la obesidad, los triglicéricos, el cáncer y otras enfermedades, causar fallos cardíacos y, en consecuencia, provocar un ictus.
    Ciertos tipos de consumo de drogas: Tomar drogas por vía intravenosa aumenta el riesgo de ictus debido a un émbolo cerebral. El uso de cocaína también se ha relacionado fuertemente a ictus, ataques de corazón y varias complicaciones cardiovasculares. Estos problemas se han dado, incluso, cuando se ha consumido por primera vez cocaína.